En
la asignatura de Música, en el de Grado de Historia del Arte, se nos ha
propuesto la asistencia a una conferencia en torno a la figura de Wagner
realizada el 11 de abril en la Facultad de Geografía e Historia en la
Universidad de Valencia. El título es “Wagner, El señor de los anillos” y la da
el Sr. Jon Paul Laka, profesor, musicólogo y miembro de la Asociación Bilbaína
de Amigos de la Ópera.
- En mayúsculas, resalto lo más interesante.
En esta bitácora voy a relatar
mi experiencia como alumna.
La
conferencia se ha desarrollado en unos términos muy completos. En la misma
hemos conocido la concepción que Wagner tenía sobre sí mismo, sobre su obra y
la ópera.
El
ponente se ha referido en varias ocasiones a la vida privada del compositor, de
sus coqueteos amorosos y sus deudas, de su capacidad para vivir del dinero de
sus mujeres amantes, a todo lujo “cubierto de sedas” … Con toda probabilidad,
gracias a esa vida solícita y sin preocupaciones sobre su subsistencia, pudo
centrarse y ampliar cada día su capacidad creativa de sus composiciones. Wagner
llegó a cotas de exquisito romanticismo, pero también elaboró interminables
piezas que requieren toda la potencia y forma física de los solistas que se
aventuran a interpretarlas…
Este
trabajo de compilación de ideas fundamentales lo resumo del siguiente modo:
-
Partiendo
del conocimiento de la biografía del gran compositor nos centraremos en lo novedoso del discurso
del conferenciante. - En mayúsculas, resalto lo más interesante.
LA CREACIÓN DE LA OBRA TOTAL.
Wagner
concibe la ópera como la unión de varias artes, una fusión de diferentes
elementos. En la ópera se junta todo: escenografía, música, poesía, todas las
connotaciones filosóficas que hablan de dilemas morales. Es una unión entre
teatro, danza y música. Destaco el punto en que se refiere al compositor
como alguien que no discute con nadie. Es decir, sus trabajos no los refrenda
con ningún profesional que pueda coartar sus ideas. De ahí que sea capaz de
realizar un monólogo de 45 minutos en alguna de sus composiciones… sin que
nadie le sugiera “acortar” la pieza. Wagner pierde por completo la capacidad de
síntesis.
A
Wagner no le gusta la palabra ópera, adopta para él diversos nombres: drama
musical, drama romántico, festival escénico sacro... Nos habla en este punto de
Parsifal, ópera en tres actos, con reminiscencias religiosas cristianas
y budistas, que será reiterativamente nombrada por el conferenciante para
ejemplificarnos más detalles sobre la vida y obra de Wagner.
LEITMOTIV: MOTIVO CONDUCTOR.
Se
trata de una melodía, de un tema musical que describe todo tipo de
sentimientos, personajes y objetos. Va asociado a emociones, hechos, acciones…
En definitiva, es el todo de la obra.
Han
sido los investigadores quienes han ido a la caza de ese leitmotiv al estudiar la obra de Wagner.
Escuchamos
en este punto de la conferencia el final de la obra El anillo del nibelungo.
Nos recomienda ponernos en la piel de quienes tras “16 horas y pico” de óperas
llegan a este punto magistral orquestado.
Escuchamos
el tema del fuego, el del sueño de Brunilda, el tema del oro del Rin, canto de
las ninfas, el castillo de los dioses, el tema de la redención del amor…
Wagner utiliza de manera magistral la técnica del motivo temático
musical, o leitmotiv, a lo largo
de la tetralogía. Los motivos temáticos van sonando a medida que los
principales personajes, emociones, lugares y otras circunstancias van
apareciendo en la obra, y reaparecen evolucionando de muy diferente manera a lo
largo de esta. El conferenciante nos propone como ejemplo cinematográfico Lo
que el viento se llevó donde escuchamos temas una y otra vez. El discurso
cinematográfico necesita de figuras musicales como Wagner para plantear bandas
sonoras de calidad.
LA ORQUESTA WAGNERIANA.
La
acción encima del escenario es muy importante porque todos los instrumentos
tienen una sonoridad que Wagner emplea en según qué circunstancias. Llegados a
este punto propone una breve audición de Tristán e Isolda.
Cuenta
la historia de amor entre dos personajes que se conocen en el primer acto, en
el segundo hacen el amor, en el tercer acto mueren, resumido en “cuatro horas y
media”. Wagner se inspira en un romance de la edad media, pero en realidad está
transcribiendo el suyo propio con Mathilde Wesendonck. Cuenta pues esa historia
de amor con un erotismo salvaje, comunión de dos almas que quieren extinguirse
en la noche.
A
través de la música describe absolutamente todo el acto amoroso…
La
poderosísima orquestación de Wagner, con grandes combinaciones tímbricas,
requiere muchos instrumentos que, según su director deberían estar distribuidos
en función del mejor resultado sonoro.
A
Wagner le importan las voces de sus protagonistas porque estas tienen texto que
interpretar. La voz en la ópera significa llevarla al extremo límite. Por eso,
tal cual están las orquestas dispuestas hoy día en los auditorios, es difícil
escuchar la voz de los solistas por encima de la misma.
Con
Wagner, la voz ha de ser capaz de traspasar el corpus de la orquesta.
EL CANTANTE WAGNERIANO.
El
ponente nos presenta dos fotografías de cantantes profesionales que han
interpretado a Wagner y nada tienen que ver con la idea de “gran diva con
sobrepeso cubierta con sobrero de cornamenta bajo sus trenzas rubias”. Al
contrario, se adivinan los solistas atractivos. A partir de aquí el ponente nos
explica que generalmente se asocian a los cantantes wagnerianos cuerpos grandes
porque sus voces necesitan potencia. El interpretar una ópera de Wagner conlleva
un desafío físico, no solo por las horas de funciones, sino también por los
ensayos, bastante duros de soportar. Existen papeles casi imposibles de
interpretar porque son personajes tremendos, por ejemplo: Tristán.
Gracias
a la aparición de los discos se han podido realizar dos actos musicales bien
distintos: grabar a trozos óperas y poder escucharlas por partes, frente a la
actuación en directo de los solistas.
Plácido
Domingo grabó en 2005 Tristán e Isolda, pero es un papel que jamás ha
interpretado en una ópera. En 1983, Margaret Price también hizo lo propio con
la misma ópera sin subirse a escenario. Parece ser que el repertorio wagneriano
en “peligroso” en directo porque quema voces…
WAGNER QUISO CREAR SU PROPIO
TEATRO.
Gracias
a la subida al trono de Luis II de Baviera y a su mecenazgo, Wagner pudo estrenar
la ópera Tristán e Isolda en Múnich, cosechar éxitos y comenzar a
trabajar sobre su propio teatro en Bayreuth, el Bayreuth Festspielhaus.
Wagner
supervisó personalmente el diseño y la construcción del teatro que albergaba
numerosas innovaciones arquitectónicas con el fin de dar cabida a las inmensas
orquestas para las que escribió su visión particular de lo que debería ser el
montaje.
El
teatro está diseñado a la forma de los anfiteatros griegos. Únicamente puede
verse el escenario. La orquesta está abajo, oculta al público y escalonada. De
ahí la extraordinaria sonoridad que se consigue en ese teatro, único en el
mundo para interpretar a Wagner.
El
ponente nos relata cómo he tenido la suerte de asistir al Festival de Bayreuth
que dura tan solo cinco semanas al año, con todas las entradas agotadas. Nos
cuenta la experiencia para un amante wagneriano llegar a la meca de su ídolo y
escuchar su música.
Comenta
que los asientos son incómodos, todos están sentados por filas sin pasillos,
las puertas se cierran una a una… y de repente a oscuras, surge la luz de la música
de Wagner.
EL ESCENARIO.
Después
de comentarnos la experiencia impresionante en la sonoridad de la fusión de
metales y cuerdas en el Bayreuth, nos relata un caso del Metropolitano de Nueva
York en donde al querer llevar a cabo la producción de la ópera El anillo
del nibelungo, se encontraron con verdaderos problemas con el atrezo del
escenario.
Todo
debido a una impresionante mole mecánica, que parece ser se quedaba paralizada
en los momentos más insospechados… También nos comentó la anécdota de la
soprano, Deborah Voigt que, estando sometida a un estricto régimen para
recuperar figura, representó a Wagner… Después del esfuerzo de la soprano por
someterse a la penuria del régimen, el conferenciante comentó que la voz de la
cantante “ya no suena igual”, que su sonoridad musical no es la misma de antes.
El
conferenciante nos presenta ejemplos de directores de escena que se han
permitido algunas licencias y libertades en las adaptaciones de Wagner, dando
como resultados “malas acogidas” por el público.
Wagner
ha dejado una especia de secta tras él. Fue un hombre muy apasionado. Después
de su muerte su mujer y su hijo se hacen cargo de su obra y el teatro. A partir
de los años 50, la escenografía del Bayreuth cambia de forma novedosa. Por
medio de luces y sombras crea un espectáculo totalmente minimalista y
sugerente. Es curioso ver la mezcla de nacionalidades que se aglutinan en ese
encuentro. Hay un importante movimiento wagneriano que conforman los
incondicionales del compositor, en todas partes del mundo encontramos
asociaciones de seguidores.
El
anecdotario del conferenciante es extensísimo, nos relata cómo Parsiaf
fue representada por primera vez en Barcelona el 31-12-1913, cómo desde Radio
Nacional de España el locutor no supo interpretar el silencio del público en el
final del Acto I en el que actuaba Plácido Domingo o la prohibición de interpretar
la música de Wagner en Israel.
Por
último, una alusión a Hollywood y al magnífico director Peter Jackson. Quien a
través de su trilogía “El señor de los anillos” hizo posible una reformulación
de la historia recogida por Wagner…
Tras
un turno de preguntas, recojo alguna de las impresiones:
-
Wagner se declara a sí mismo como sucesor de
Beethoven.
-
La ópera es una creación total donde se engloban
todas las artes.
-
Personaje antipático en lo personal, pero un genio
creador.
-
Vida amorosa desordenada, llena de infidelidades y
romances clandestinos.
-
Comenta el “Acorde de Tristán” como una variación
sobre un acorde. En la época del estreno, se consideró innovador y atrevido
iniciar una obra musical con este acorde disonante.
Como
conclusión, he de decir que me ha encantado aprender más sobre Wagner a hombros
del Sr. Jon Paul Laka.
Le
estoy muy agradecida por su magnífica exposición.