martes, 22 de enero de 2019

La vuelta de Nora (Casa de Muñecas 2)

O "mujeres que cambiaron la existencia de las mujeres"


Pasar por delante del Teatro Olympia y no detenernos a ver qué función hacen o qué propuestas de ocio nos ofrecen es imposible, al menos para quien suscribe la presente crítica teatral en Valencia.

Las artes escénicas y en concreto el teatro hace ya mucho tiempo que nutren mi mente, mi corazón y hasta mi estómago. Les aseguro que no ceno igual antes que después de la obra. Sobre todo, si esta me ha llegado hasta la médula ósea y a su paso por mi retina me ha inundado de emoción.

Rueda de prensa en el hall del Teatro Olympia.

La vuelta de Nora (Casa de Muñecas 2) es una obra de Lucas Hnnath relativamente joven (escrita en 2017) como segunda parte de Casa de Muñecas, escrita en 1879  por el noruego Henrik Ibsen.

Pese a este tiempo,  centuria y media, las políticas de género y la forma de dar visibilidad a otras realidades fuera del patriarcado, resulta un hecho casi novedoso. En nuestra actual sociedad ver La vuelta de Nora, obra que nace desde la acción y la emoción, ha de ser un imprescindible si se quiere hacer de verdad un ejercicio de memoria histórica en la vida social de la mujer occidental europea.

Los cambios en la forma en que el patriarcado ha reconocido la importancia del papel de lo femenino en la sociedad no han sido fáciles. De hecho, en la actualidad hay muchísimas mujeres que niegan la cosificación del cuerpo de la mujer, su uso como consumo de placer sexual: rápido y sin sentimiento en la mayoría de los productos cinematográficos, el auge de la violencia contra las mujeres que dicen NO ante situaciones de abusos, etc.

Hay infinidad de mujeres que creen que las políticas de género no son necesarias, que confunden la convivencia entre una mujer equilibrada y un hombre abusador con divorcios mal avenidos, celos infundados o mujeres bipolares.

La sociedad de hoy no se ha construido con el quietismo de las mujeres que critican la actualidad a favor del patriarcado. Seguimos siendo para el mundo individuos que consumen (las mujeres compran más cosas que los hombres) a la vez que "objetos consumibles" por cómo se nos proyecta en los anuncios.

La temática de la obra La vuelta de Nora da para un sinfín de relecturas que nos conducen siempre al mismo punto:
- ¡Qué difícil es interpretar a Nora!

En este punto he de reconocer el magnífico trabajo actoral de Aitana Sánchez-Gijón. Su presencia en el escenario hace creíble el personaje hasta su último minuto de representación.

Entre la frialdad de la ausencia y la efervescencia de su llegada, entre la distancia emocional de su familia y la calidez de los brazos de Anne Marie maravillosamente interpretada por María Isabel Díaz Lago.

Cuando Nora regresa a lo que fue su hogar cuenta con una única cómplice, Anne Marie, quien fuera su niñera. Sin embargo, este personaje tiene claro que su nivel de lealtad con Torvald (interpretado por un potente Roberto Enríquez) le impide permanecer a las órdenes de Nora sin intentar que, por una vez al menos, vuelva a hablar con Emmy su dulce niña que ya cumplió los 15 años (papel que borda Elena Rivera) y pueda explicarle a Torvald el porqué de su marcha.

Hay una escena en que Nora besa en la boca muy rápido a Anne Marie. Es un momento en que Nora con travesura y complicidad la mira, la toma y juguetea con ella para que le ayude a realizar aquello que necesita. Pero Anne Marie reniega de sus zalamerías porque sabe que, aunque la quiere, ella se va a ir. Aunque su hija hace década y media que no la ve, ella se va a ir sin hablarle ni tomarla entre sus brazos. Aunque Torvald no pudo cicatrizar sus heridas tras su marcha, ella se va a ir sin hablarle ni verlo.

Nora es un personaje difícil de digerir aún siendo mujer. Por ello, se ha de llegar al final de la obra para poder comprenderlo y valorarlo. La dirección llevada a cabo por Andrés Lime hace que el público se posicione y juzgue a Nora. La puesta en escena presenta un hogar neutro y frío a causa de la falta del “calor” pese a que una chimenea no deja de crepitar en la sala.

Es la forma en que Nora (Aitana Sánchez-Gijón) se mueve, cómo intenta manipular emocionalmente a su única interlocutora válida en esa casa, Anne Marie (María Isabel Díaz Lago) quien se mantiene firme en sus convicciones.

Me quedo con dos escenas en mi retina:

-      El enfado de Anne Marie (María Isabel Díaz Lago) con Nora.

-      La reacción de Emmy (Elena Rivera) con su madre cuando estalla en sentimientos.

Conclusión, una vez finalizada la obra el cuerpo te pide esperar a Aitana Sánchez-Gijón y felicitarla por su magnífica interpretación. Darle un abrazo a Elena Rivera y a Roberto Enríquez por lo bien que han lidiado sus papeles frente al personaje de Nora. Y, cómo no, pedirle a María Isabel Díaz Lago que no deje jamás de interpretar encima de los escenarios. Su voz, su tempo, su luz lo inunda todo. Magnetiza al espectador, lo seduce mientras actúa.

Felicidades a todo el equipo por La vuelta de Nora.