SALUDO Y REFLEXION
CONGRESO INTERNACIONAL DE TURISMO RELIGIOSO Y ACCESIBLE PAMPLONA, 22 DE SEPTIEMBRE DE 2021
Gustavo Riveiro D´Angelo
Delegado episcopal para el turismo y tiempo libre
Director del Dpto. de turismo de la Conferencia Episcopal Española
Sr.
Arzobispo, Don Francisco
Sr.
Obispo auxiliar, Autoridades presentes.
con los que compartiremos estos días de reflexión, y aprendizaje en torno al fenómeno creciente del turismo religioso.
Un abrazo en la distancia, a todos los que participan por medio de la tecnología, y forman parte real de este Congreso.
Nuestra particular cercanía a los trabajadores, dirigentes, empresarios y organizaciones al servicio del mundo del turismo, especialmente a los que están atravesando momentos de gran incertidumbre y dificultad. Nuestro corazón y nuestras oraciones con los habitantes de La Palma.
Teniendo en cuenta que los argentinos cargamos con la fama gratuita de que hablamos hasta debajo del agua, los organizadores, me ofrecieron algunos minutos suplementarios, para este saludo. No los voy a utilizar. No temáis…
Es mi deseo transmitirles un afectuoso saludo en nombre del Departamento para la pastoral del turismo de la Conferencia Episcopal Española, al tiempo que agradezco a la organización de este Congreso, que me brinde la oportunidad de compartir algunas reflexiones, acerca de lo que conforma el sentido verdadero de lo que llamamos, turismo religioso.
Como su nombre lo indica, el Departamento para la pastoral del turismo, es un instrumento orientado a la evangelización de una realidad social y eclesial, como lo es, el turismo, en todas sus formas expresivas, y en las que pueda encuadrarse y reconocerse como tal, en la transversalidad de sus posibilidades.
El turismo religioso, por su altísimo valor e importancia, ocupa un lugar privilegiado en nuestra atención, ya que en él se entrecruzan y anudan, las realidades humanas más profundas, pero la atención y actividad de nuestro Departamento, no se circunscribe solo a él, sino a la evangelización del mundo del turismo en todas sus vertientes.
Este Congreso, con un programa tan vasto y completo, puede convertirse en una magnífica oportunidad de hacer camino juntos, donde todos podamos aprender y comprender mejor, los desafíos de esta compleja realidad, una vez superada la devastación del sector que significa la pandemia actual.
Saludo la feliz iniciativa, que entre los ponentes se encuentre don Pablo Delcaux, Director del departamento de Patrimonio de la Conferencia episcopal, ya que juntos, ambos Departamentos Patrimonio y turismo, estamos encaminados hacia un trabajo coordinado y transversal…
"No podría alimentarse el turismo religioso, sin el cuidado, la atención, la puesta en valor del inmenso patrimonio artístico, monumental, y el acervo cultural de la Iglesia… Pero también, todo ello, en gran parte se abre, se comprende, se sostiene y restaura, entre otras cosas por la llegada de turistas, que los alegran y habitan…aunque sea de paso".
Cuando hablamos estrictamente de turismo religioso y peregrinaciones, si lo hacemos en relación con el producto, estamos refiriéndonos a dos realidades distintas, que tienen puntos de encuentro… Pero que son y permanecen distintas, sea por motivación como por finalidad, y que no pueden asimilarse absolutamente sin más, en cuanto producto.
Testimonio de ellos son El Codex Calixtinus, y muchos siglos antes, en el IV, lo es también el diario de la monja hispanorromana Egeria o Aetheria, en su camino a Tierra Santa.
Si apuntamos a la calidad del nicho del mercado turístico que llamamos “turismo religioso y peregrinaciones” para que dejen de ser “los parientes pobres del turismo”.
"Es necesario apostar por una verdadera profesionalidad, que no se agote en la técnica constructiva de itinerarios, sino en la verdadera preparación integral, el conocimiento y por qué no, la vivencia de la fe, que se entiende se explica y se hacer comprender a los viajeros. Sin esto, se hará un flaco favor al turismo, a la fe y a los monumentos que la celebran. No daremos un salto de calidad… no haremos diferencia, si nos entregásemos a manos de meros intereses comerciales".
Pese a que los papas Benedicto XVI y Francisco I, señalan que el analfabetismo religioso, conforma uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo. Junto a esa realidad, curiosamente, nos encontramos ante otro fenómeno, aparentemente contradictorio.
Por un lado, el analfabetismo religioso, por otro la visita masiva a las iglesias.
- ¿Es legítimo preguntarnos qué puede significar esto?
- ¿A qué puede obedecer este fenómeno?
- ¿Qué buscan en nuestra iglesias los que aparentemente no creen o están alejados de lo religioso y lo hacen aun, hasta pagando entradas?
- ¿Qué los mueve a hacerlo?
Más allá de caer en la tentación de la superioridad de quien intente entenderlo todo, más que darnos respuestas inciertas, sería mejor preguntarnos, qué tenemos para ofrecerles, y cómo, y de qué manera se lo ofrecemos.
Es posible que como Pedro al paralítico tengamos que decirles: “No tengo ni plata, ni oro…pero lo que tengo te lo doy…”
Tenemos a Jesucristo, explicado de mil maneras en la belleza inconmensurable de nuestros templos, construidos para celebrar aquel amor más grande, para cantar el humilde triunfo de la vida sobre la muerte, la alegría del encuentro, el camino de la fe y de la luz.
Pienso que el lenguaje de la belleza, el arte y la cultura, son caminos efectivos y concretos que alimentan el alma, abren el corazón a la fe y al amor, y disponen al acercamiento hacia quien reconocemos como el Bien, la Verdad y la Belleza.
Para esto es necesario superar la tentación de reducirnos, a explicar la mera materialidad de un edificio religioso, su antigüedad o sus materiales, ellos solo fueron elegidos para ser el soporte visible de realidades eternas.
- ¿Cómo se puede hacer esto…?
- ¿Es posible atraer la atención profunda de quienes se hipnotizan voluntariamente con las pantallas de móviles y tablets…?
- ¿Seremos capaces de la admiración y el estupor ante la belleza?
Para cerrar esta reflexión y en busca de caminos, permítanme proponerles un texto del Antiguo Testamento, que nos puede servir a modo de inspiración.
En él, Dios mismo saca a un hombre del tedio y lo conduce a la admiración y a la luz de la fe.
Se trata de Moisés, que ya no es aquel joven príncipe de Egipto, ahora es un hombre con una vida hecha, que se ha convertido en un prófugo escondido en las montañas… reducido a una vida doméstica y rural, sin más horizonte que el infinito aburrimiento de estar todo el día solo y de balde.
“Un día que Moisés estaba cuidando las ovejas de Jetro, su suegro, llevó las ovejas al otro extremo del desierto, y llegó al Horeb, la montaña de Dios.
Estando allí, el ángel del Señor se le apareció en medio de las llamas de una zarza ardiente.
Y lo llamó: Moisés… Moisés…
Moisés notó que la zarza estaba envuelta en llamas, pero no se consumía.
Así, pensó… qué increíble.
Voy a ver por qué no se consume la zarza.
Cuando el Señor vio que Moisés se acercaba, le dijo…
No te acerques más, y quítate la sandalias, porque estás pisando tierra sagrada, … al oír esto Moisés se cubrió el rostro…”
¿En nuestros templos tan visitados y otros menos, se puede seguir la pedagogía del Horeb, y abrir en ellos, caminos de encuentro?
El Señor sacó a Moisés de su inercia y su rutina, y atrajo su atención.
La curiosidad despertada, lo impulsó a acercarse. Pero, en ese acercamiento hay un punto de inflexión.
Para que sea total y completo, Moisés deberá ser capaz de quitarse las sandalias, porque está pisando tierra sagrada, y ya nada deberá interponerse entre Dios y él.
Ha entrado en esa dimensión absolutamente distinta, y donde es preciso dejarse contagiar de la eternidad.
Quien solo era un curioso, que buscaba entender por qué un fuego no se apagaba, ha sido encontrado, hasta el punto de llegar a cubrir su rostro, como signo de respeto, no porque tenga temor de ver, sino para poder ver mejor…con los ojos del alma…
Esta es la tarea, queridos amigos, es la misión verdadera del turismo religioso. No vendemos paseos rutinarios y anodinos a espacios sacros, tipo los tours para japoneses: una plaza, una iglesia, una foto y al autobús…
No sirve nunca la masificación, el Señor lo llama por su nombre, Moisés…Moisés.
Despierta su curiosidad, hasta el punto de que se aventura, quiere ver porqué” …
Pero, para acercarse hacen falta gestos concretos: "…estas pisando territorio sagrado… quítate las sandalias”.
Para que, finalmente, la belleza que contemplan, entre en ellos…
"No se trata de turistas que entren en nuestros espacios sagrados, sino que nuestros espacios sagrados entren en las vidas de las personas que los visitan".
He aquí, la misión y la tarea, hacer que el turismo no se llame accesible, sólo porque hayamos logrado superar todas las barreras arquitectónicas, lo cual, en sí mismo, ya sería una maravilla, sino que sea accesible, porque el acceso profundo, a lo sagrado, al misterio, a la fe, se vea facilitado por un buen hacer pastoral.
Muchas
gracias, por su paciencia.